lunes, 27 de noviembre de 2006

Domingos...

Domingo 26 de Noviembre de 2006
Quieres saber como es un Domingo en Coronel Pringles, .... un domingo con nostalgias , de una primavera distinta por estos lados. Distinto a todos los vividos hasta entonces. Un domingo de perfume de sándalo y música de Aute. Un domingo con melancolía.
El sol juega al escondite tanto en el cielo como en el corazón. Y es que, en definitiva, todos los domingos son un poquito así; nostálgicos, suaves, callados y distantes.
Son días donde la vida parece despegarse de uno como si se tomara vacaciones, o como si se fuera a ver cómo vives sin que ella esté para alentarte el alma.
Podría ser cualquier domingo. Un domingo cualquiera, en cualquier época, de cualquier estación, en cualquier año de todos los que ya tejen el tapiz del pasado. Podría ser un domingo de los que aún no hemos conocido, porque duermen en ese limbo que es el futuro, esperando que llegue su momento para despertar y visitarte.
Un domingo de Noviembre , de fines de Noviembre. Con color gris plata, o azul cobalto.
Domingos de madurez..., donde el sol es el mejor aliado y un mal compañero, pues tiene el tiempo y la memoria suficientes para traer al recuerdo muchas pequeñas batallas de la vida. Y, ¿por qué no? Domingos de cuando uno era pequeño, y el mundo era nuevo y brillante y bueno. Domingos de juegos y aventuras.
¡Ah..., los domingos de hamacas en las plazas .
Domingos de la niñez, domingos disfrazados de cariños que no llegan a serlo, aunque lo sean.
Domingos apacibles y tranquilos, y, sí, en cierta medida, tristes.
y...si , sobre todo tristes.
Cuando era niño, recuerdo, y aún conservo, la sensación de desazón que me producían los domingos... Sin embargo, adoraba los viernes, ya que estos suponían poder ir a la confitería por la noche , vestir con ropas distintas, tener más tiempo para planificar. Aunque lloviera, en viernes siempre había sol dentro de mí; iban unidos indefectiblemente. La misma palabra... “Viernes”... me gustaba, me sigue gustando.
Domingos... ¿Qué tendrán los domingos, que, al caer la tarde, te llenan de melancolía?. Incluso los domingos de vacaciones. Parece que nacieron para mirar hacia dentro, al igual que los viernes invitan a la fiesta.
Hoy ...hoy se me escapó el domingo, y me dejó sus pequeñas tristezas... Ahora sólo me queda por descubrir el rincón donde ha dejado escondida mi bolsita de tesoros...
Pues, han de saber que tienen los domingos algo que no tiene ningún otro día. Cada domingo trae un regalo muy especial: Una bolsita de terciopelo verde, con su cordón dorado donde se guardan un frasquito de esencia de paz, un pequeño librito de recetas mágicas, escrito en una lengua desconocida, con el secreto de la felicidad, una bolilla de cristal y una carta vieja, vieja, de una amiga muy querida.
Después cerraré los ojos y así buscaré el secreto que se me escapó este domingo, como otro domingo cualquiera. Buscaré el bosque dentro de mis sueños. Buscaré las risas y las alegrías, y las horas de lectura sentado en un sillón. Buscaré un silencio, un viaje en micro, caminar por una calle cualquiera de Buenos Aires. Buscaré ese domingo que me dejó, por una vez, sin ecos de lluvia, contando estrellas en el cielo.
Así son los domingos ; tristes, sí, y llenos de nostalgia de las cosas que forman los recuerdos que te llenan de sonrisas. Son una caja de resonancias de un piano que una vez tocó la melodía que nos conmovió .
Los domingos, que te recuerdan que fuiste un ángel.
Domingos de geranios dormidos y de cipreses alerta.
Domingos que son de Dios.
Algunos Domingos tengo conmigo una tristeza eminente....Mi conciencia vagabunda...ausente a ratos...lúcida de vez en cuando y a otros tantos ratos completamente perdida.
Algunos Domingos , ..tengo el corazón hecho trizas...y estos lentos pasos que no me abandonan. Tengo tanto de todo...
También tengo ganas de estar soñando...tengo ganas de despertar un lunes y empezar de nuevo.

Y yo, que nada sé, aunque parece que una sabiduría callada y calma me invade, yo que viví muchos domingos como si no lo fueran... ¿Qué les puedo ?
Que, en este domingo, un domingo triste de una primavera distinta a todos las vividas hasta ahora, un domingo de perfume de sándalo y música de Aute, un domingo en el que, los pensamientos positivos ... ya forman parte de mi pequeña bolsa de terciopelo verde.
En este domingo, están florecidos los ciruelos y verdes los pastos de las afueras .Y el calor ya se acerca, o, tal vez, sea más correcto decir que nos invade, y que cada día es suyo. Hasta los domingos, y los hace más hermosos, y, a la par, más tristes.
Espero, deseo con las fuerzas que me llenan que haya sido un feliz día para ustedes…, los domingos nacieron sólo para los que saben disfrutar de su melancolía.
Un beso vestido de domingo...
Eduardo.


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